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viernes, 25 de septiembre de 2015

Convivios Humanos Y Ansiedad




Siento que vivo en un constante vórtice de confusión y miedo. Qué lindo es ser yo, de verdad.



No es la mejor manera de hacerlo, pero voy a hablar de esto de todos modos, porque ustedes son mi público y creo que es algo que es necesario. Hablarlo, no presenciarlo.

No pretendo que me entiendan. Créanme, y como le dije a mi amiguita Karli, a estas alturas de mi vida, lo que menos espero es que me entiendan. Sólo quiero sentirme bien conmigo misma. Si la demás gente está de acuerdo conmigo o no, es su problema, y no mío.

Pero, bueno, allá va.




No sé cuándo se remonta esta historia. Tampoco quiero hacérselas muy larga, porque qué flojera leer una historia que no tiene final y que ni siquiera tiene dragones como personajes, pero tenemos que hablarla.


Supongo que para mí era normal vivir así. Ya saben, nunca he sido de muchos amigos, ni de salir mucho. Prefiero la calma de mi música, el silencio de mis libros y la compañía de mis películas. Claro, era -y soy- capaz de disfrutar de una partida de básquetbol amistoso con otros seres humanos y de vez en cuando admitía que me gustaba estar con ellos.

Asumo que vivía así porque por lo mismo, la escasez de mis posibilidades de salir al mundo y convivir eran muy reducidas. Me parecía bien así. Me pre-adolescencia fue tranquila por ese aspecto.

Pero cumplí quince años y me dije a mí misma: "Bueno, ya estoy en edad de salir con mis amigos". Y me decidí a salir con ellos, a participar en sus planes y ser un agente más activo en mi vida social. Quería sentirme aceptada, quería sentirme parte de algo, quería sentirme, vaya, "normal".

Y de verdad me esforcé. Me esforcé mucho.

Ponía buena cara ante sus descabellados planes. Accedía de buena manera a participar en sus eventos. Me complacía ver las sonrisas en sus caras cuando me veían llegar a nuestro punto de reunión. Me reía ligeramente ante los recuerdos de nuestras aventuras.

Pero algo dentro de mí me indicaba que no estaba bien. Que quizás no debería ir, que quizás estarían mejor sin mí, que quizás yo estaría mejor sin ellos...



Callaba esa vocecita en mi cabeza, por temor a verme muy pinche demente. Y la situación de que mi mejor amiga de entonces -Yazmín, si lees esto, holis- se ponía en plan: "Si tú no vas, yo tampoco voy", me obligaba a participar, aún cuando tenía cero apetito de estar ahí.

Me parecía normal querer rechazar ciertas invitaciones. Es normal no querer salir de vez en cuando. Lo entiendo.

Pero, de eso, a que estés esperando con ilusión cierta fecha y que tus problemas de ansiedad salgan a relucir un día de la pinche nada -como periodo menstrual inestable- y te arruine la existencia, es un mundo de diferencia. Una galaxia lejos.




Y bueno, esta semana me sucedió esto -OTRA PUTA VEZ-, pero quise que fuera diferente.

O sea, yo tenía MUCHAS ganas de irme de ebriDIGO de hacer una pijamada con mis amiguitas de la carrera. De verdad. Estaba muy emocionada. Me gusta hacer cosas que normalmente no hago, para ver qué tal, y lo cierto es que yo confío mucho en ellas -buena o mala decisión, ustedes decidan-, así que no tenía nada de qué preocuparme.

Literal, me aventé un par de rounds con mis papás porque los muy cerrados y paranoicos no querían dejarme. O sea, sí, me voy a quedar a dormir en casa ajena, pero es casa de una AMIGUITA mía, o sea, yo confío en ella y ustedes también deberían.

Total que jugué la carta de víctima -como siempre- y les recordé lo mucho que me habían arruinado la existencia al haberme negado ir a ver a Sam bebé Smith <3 y les peleé mucho más. No pudieron ganarme, así que terminaron por darme permiso.

Yo ya estaba imaginándome en mi cabeza cómo sería todo: Nos quedaríamos en casa de Di, yo me pondría mi pijama primero porque soy la más maricona, Fany prepararía las bebidas, Sol y Anel se pondrían hasta el chongo y nos divertiríamos mucho :3 Contaríamos cosas de las que no hablamos en la escuela. Nos desvelaríamos y al final, después de risas y secretos, nos quedaríamos dormidas, repartidas por la casa de Di.

Sonaba muy bonito. Yo quería ser parte de ese cuadro, de veras que sí.

Y no fue así.




Me cambiaron los planes.

Y aunque ahora no fuera en la casa de Di, sino que sería en la casa de Anel, después de la fiesta de su nena -cumplía 4 años-, no se desvaneció la emoción. Yo estaba emocionadísima. De verdad quería compartir ese recuerdo con ellas.

Fany insistió mucho en confirmar nuestras asistencias, porque mega obvio no llevaría una bebida si no íbamos o algo.

Yo aseguré que iría, porque era verdad. Quería ir. Podía ir. Tenía que ir.


No fui.




Seguro han puesto la misma cara que Finn en la foto anterior, jijiji.

¿Por qué no fuiste, si tantas ganas tenías de ir?


Bueno, porque aparentemente no lo decido yo. Si un día mi ansiedad amanece a niveles decentes y respetables, puedo salir y hacer mi vida con total -no tan total- tranquilidad. Si un día mi nivel de serotonina amanece a niveles óptimos, soy capaz de caminar por un monte durante cuatro horas en el cruel frío madrugador de noviembre. Soy capaz de correr por cinco kilómetros durante una "lunada". Soy capaz de todo, de luchar contra Jason Vorhees, de visitar a Diosito y Buda en el cielo, de cantar canciones de Juan Gabriel, de escribir un best seller o algo.

Pero cuando no, de verdad, no hay poder humano que me anime.


El domingo pasado tuve problemas con alguien a quien no voy a mencionar porque sé que me lee y qué oso que me diga algo de esto, porque no es como si le estuviera echando la culpa. No es culpa.

Pero digamos que me afectó más de lo que quería permitir, así que el lunes no fue un buen día. Mi nivel de ansiedad y estrés estaba hasta sus límites. Llegué a mi servicio y el profesor comenzó a decirme mamada y media de que si iba a ir cuando se me diera la gana, que cuál era mi horario, que porqué no había ido el viernes -tipo, el hombre me dijo que el viernes no fuera porque no "me ocuparía", y aunque de todos modos terminé yendo, no estuve con él- y así. Mega intenso el asunto. Yo respondí tan diplomática y honesta como pude, pero me desesperó y me faltó poquito más de dos preguntas para que le terminara gritando frente a los niñitos que hacían sus actividades, muy ajenos a nuestra conversación.

Tuve un dolor de cabeza muy insistente durante todo el día y para acabar el día, terminé quedándome dormida como una hora en el PISO de mi salón de clases. Me sentía mal. Tanto física, como emocionalmente.

Me dolía la cabeza y me pesaba respirar.

Pero tenía que seguir usando la cabeza y tenía que seguir respirando.

La semana no mejoró.

O más bien, las cosas mejoraron, pero yo estaba tan ocupada luchando contra mi ansiedad, estrés y tendencias depresivas, que no noté ninguna mejoría.

Qué horrible semana. Quise morirme.





Cuando son estos casos, me siento muy mal. No físicamente -bueno, sí, un poco- pero emocionalmente es como una cruda. Es horrible, porque me siento mal por sentirme mal, y me siento mal que otros se preocupen por mí y me siento mal porque no sé qué responderles o cómo explicarles qué me sucede, me siento mal porque no tengo razón para sentirme mal, me siento mal porque no sé cómo dejar de sentirme mal.

Y así, sucesivamente. Es un ciclo de nunca acabar.

Y por más que quise poner buena cara y por más que quise animarme y por más que quise ser parte de los demás, no pude.

Otra vez era aislarme, otra vez era preferir no hablarle a alguien ni que alguien me hablara, era otra vez tener que salir al mundo a fingir que todo iba bien, era otra vez tener que callarme mis quejas, y era otra vez tener que luchar contra las lágrimas que amenazaban con romperme. Era otra vez tener que fingirme una extraña.


Qué feo suena todo eso.
Imagínense qué feo se ha de sentir :c





Y quise obligarme. Quise, porque me lo merecía, me merecía salir una noche con mis amigas, porque mis amigas se merecían mi compañía, porque era bueno, era sano y porque lo quería.

Lo intenté, de verdad que sí. No pensé demasiado en las cosas cuando metí mi pijama de changuitos en una bolsa de plástico, o cuando busqué un cepillo de dientes nuevo o mi cepillo para el cabello. Ni siquiera conté cuántas liguitas había metido a la mochila -por eso del peinado-. No pensé mucho.

Y cuando me vi en la situación, cuando ya estaba en la fiesta, cuando mis padres ya me habían permitido pasar la noche en casa ajena, cuando ya estaba entonándome con un whisky que mi amiguita Anel preparó, cuando pasó todo eso, algo estalló dentro de mí.

Pánico, ansiedad, estrés, miedo, y más pánico. No quería estar ahí. Sabía que había querido obligarme a mí misma, y sabía que debía pasar por eso.

Pero de verdad no podía, no podía. No estaba cómoda. Estaba triste. Quería estar en mi casa y llorar cuando me bañara. Quería estar en la quietud de mi cuarto, donde nadie me hablaría. Quería estar sola.




Y ustedes dirán: "pinche compañía fiestera eres, mariana" y pues, sí, la neta sí.

No sólo decepcioné a mis amiguitas, sino que me decepcioné a mí misma. Eso fue lo horrible del asunto. Siento que me traicioné al salir huyendo de la fiesta como una cobarde, como un perro con la cola entre las patas.

Pero siento que si me hubiera quedado, no sería capaz de siquiera mirarme a la cara.


No sé, estoy en un vaivén de emociones intensas.

Me siento decepcionada, pero me siento aliviada, pero me siento angustiada, pero me siento tranquila, pero me siento triste y luego me siento sin sentimientos.




:(

No sé cómo concluir.

Tener que enfrentar a mis padres después de que me recogieron en Delta a las nueve de la noche no fue lindo. Tener que enfrentar lo que mis amigas pudieran pensar de mí no fue lindo. Tener que enfrentar mis propias opiniones, NO es lindo.


¿Y, entonces, qué voy a hacer?


Pues no sé.

Tengo que ver a un psiquiatra, porque quiero que me medique. Tal vez no lo necesito, tal vez sí. Necesito quitarme de dudas ya. Porque este problema de ansiedad no es sólo producto del contexto y mi personalidad/carácter -según los psicólogos-, sino que yo presiento que es químico.

Pero hablar con Karli, otra amiguita de la carrera, me alivió mucho. No entiendo cómo estando tan chaparrita sabe tanto, pero ok.

Hay días en los que estamos bien, hay días en los que estamos mal. Y decir que "no", no nos hace mejor o peor persona. No puedo obligarme a "disfrutar" de mis amistades, porque perdía la esencia del disfrute. No puedo obligarme a hacer algo que no quiero.

Porque aunque quiera, a veces no se puede.

Y luchar contra mi ansiedad es una guerra de mil años.


Porque este miércoles perdí una batalla.

Pero no he perdido la guerra.







Es un problema meramente personal. No tiene qué ver con la persona. Este problema me ha impedido de salir con Ale<3, con Ángel <3, con Karli, con Yaz, con Diego, con mis demás amiguitos. Me ha impedido de ir a eventos especiales -como mi graduación de la preparatoria-, me ha impedido de conocer gente increíble -como el maestro practicante de deportes de mi primaria que estaba mega guapísimo-. Me ha impedido muchas cosas.

Y si me obligo a hacer las cosas, es porque temo de estar perdiéndome mi propia vida.  Porque no quiero dejar que esto me gane, a mí o a mis ganas de vivir.

Pero a veces no se puede, y mientras no haya respuesta a mi problema, mis subidas y bajones seguirán.

Así que no les voy a pedir que me entiendan, claro que no. Tampoco les voy a pedir paciencia o comprensión.

Pero sí les voy a pedir respeto. Y sobre todo, que recuerden algo:

Soy más que mis problemas mentales. Lo soy. 



viernes, 18 de septiembre de 2015

Porqué Sentir Celos NO Es Cúl



AMIGOS QUÉ TORTURA MÁS HÓRRIDA VIVÍ EL DÍA DE HOY.



Voy a darles una pequeña re-introducción a lo que es mi pequeña y fugaz persona:

No soy celosa, ni insegura ni paranoica.

Difícilmente alguien va a lograr revivir esas emociones en mí. No me gusta serlo. No le veo el "lado halagador" ni bonito a esto de los celos. No me gusta ser ni que lo sean conmigo.

Pero, mierda, hoy casi me vomito con mi propio veneno.



AMIGOS, QUÉ SENSACIÓN MÁS ESPANTOSA, A MÍ ESO NO ME PASA, ¿ME DOY A ENTENDER? YO NO SOY ASÍ, YO NO SIENTO ESTO, POR NADIE NI POR NADA.

No sé qué carajos me está pasando.

De repente, me vi en una situación en la que literalmente me vi-y sobre todo, me sentí- rechazada. A mí nadie me rechaza. NADIE.

Y entonces, el día de hoy, en esta parte del día, todo mi mundo dio un giro de 180°.

Yo no soy así. Yo no siento esto. Me creía inmune a esto.

Pero, CARAJO, NO SÉ QUÉ PASÓ, DIOS ME SIENTO TAN HUMILLADA Y ESTÚPIDA y Diosito mío, llévame ya :'(






Pero vamos a explorar mis polémicas opiniones con respecto al tema:

"Los celos son para pobres idiotas incapaces de amar", ese es un comentario que hice hace algunas entradas atrás. Lo sostengo. No encuentro nada placentero ni lindo en sentir celos. Al contrario. Siempre me había parecido una declaración de la poca confianza que me tenían como persona.

No hablo de mis relaciones sentimentales-románticas, también hablo de mis amigos.

Cuando alguno de mis amigos me hace una escena -que las hacen, casi siempre, porque casi todos mis amigos son cien veces más dramáticos que yo y son celosos/posesivos a morir-, más que resultarme "tierno" o lo que sea, lo encuentro extrañamente irritante y ofensivo.

Tipo, "Eres mi amigo, y mi lealtad está contigo, no tienes porqué pensar que soy capaz de abandonarte cuando menos lo esperes por alguien más cúl".

Es ofensivo que me crean un monstruo sin corazón ni escrúpulos ni palabra que los dejará morir solos en la primera oportunidad.

No, no me siento "mejor" por darme cuenta de que "temen" perderme. No. Eso me hace pensar que he fallado en brindarles toda la seguridad y confianza que requieren para que nuestra relación marche bien.

Pero a veces no es mi culpa.

A veces no soy yo la que actúa como si te fuera a dar una patada en el trasero cualquier día.

A veces eres tú y tu histriónica paranoia e inseguridad extrema la que te hace pensar que voy a encontrar a alguien mejor que tú.


A ver, no.

Eso no va a pasar.

Porque si estoy contigo, es porque creo que eres de lo más genial. Ya siendo mi pareja o mi amigo, pienso que eres genial.

¿Por qué preocuparse por alguien más?

De verdad, es un puto asco.

Y, en mi humilde -no tan humilde- opinión, es un desgaste innecesario de energía.

Okey, sientes celos de equis persona porque crees que me va a robar la atención que tenía para ti, pero la neta no me voy a sentir "querida" y sólo voy a ponerte los ojos en blancos.

Tenme confianza, maldición. Dame un voto de fe. Dame crédito.


De verdad.

No hagas el oso.



Está, por el otro lado, el hecho de que como yo no tengo esta necesidad de sentir inseguridad y demostrarla -o sea, no siento celos- la gente cree que no me intereso por ellos.

Y otra vez aplicaré mi lógica de siempre:

De tantas razones que puedo darte para que pienses que no me interesas en lo más mínimo, ¿El hecho de que no demuestre tener celos por ti es lo que te hace dudar?

O sea... ¿DE VERDAD?


Pero, lo cierto es que lo que hoy sentí me llevó a mi límite. Ya había tenido acercamientos con este mundo incierto y oscuro de "los celos", pero hoy exploté. Quería lanzarme frente a una Oruga, de lo muy decepcionada, herida, rechazada y enojada que me sentía.

No les voy a hacer el cuento y pueden refutarme si no lo consideran prudente y/o, lógico, pero lo cierto es que de verdad ME SENTÍ RECHAZADA.

O sea, este güey me dejó parada afuera de los baños de las niñas como una IDIOTA, ESPERÁNDOLO, mientras él estaba bien contentillo hablándole a otra tipa.

O SEA QUÉ LE SUCEDE POR QUÉ ME HACE ESTO A MÍ, TÚ NO PUEDES HACERME ESTO A MÍ, YO SOY SUFICIENTE, SOY SUFICIENTE PARA TI, DEBO SERLO.





:(

Qué asco de vida, amiguitos. Estoy permitiendo que un pinche CABRÓN me arruine el día tan temprano, a horas que son muy indecentes para existir.

No voy a dejar que nadie me arruine la vida. Ése es MI trabajo, ¿dónde está mi feminismo?

jeez, people.






No está padre sentir esto. No. Es desagradable, irritante y es un constante dolor auto-inflingido el hecho de que te hagas una y mil ideas de que es posible el minuto en que esa persona te vaya a abandonar.

Mi consejo es este:

fuck it all, eat pizza and drink vodka. everything will be alright.


En torno a los celos, amiguitos, mi pensamiento es algo radical, extremista, y dramático o como quieran verlo, pero así lo pienso yo:

Si siento celos estando en una relación -ya sea de noviazgo o de amistad-, esa relación ya se echó a perder para mí. Y no hay nada para salvarla, más que terminarla.

Punto.

Porque no es justo ni para ustedes ni para mí.

No se engañen. Ser celoso no es una cualidad admirable en una relación estable. Los celos constantes no son señal de amor.

Es enfermo. Es incómodo. Es irritante.

Y no es para nada cercano al amor.

¿O tú crees en eso de que "Ojalá nadie vea lo genial que eres para que no te quieran robar de mi lado"?

AL CONTRARIO, PUTOS, YO QUIERO QUE VEAN LO GENIAL QUE ERES PARA QUE SE ASOMBREN COMO YO, QUE TE AMEN COMO YO, QUE HAYA MÁS GENTE QUE ESTÉ MARAVILLADA Y AGRADECIDA CON TU EXISTENCIA.

Y ustedes podrán pensar que soy ingenua al pensar que no me dejará por alguien más, pero si él/ella ha dicho eso, yo decidio -y prefiero- creerle.



Aunque, quizás por esto, me pasa lo que me pasa... aaaaanyways, creo que todo está bien, dentro de lo que cabe.

Como sea.

No lo hagan.

No me hagan sentir así. No se sientan así -y menos por mí-

Seamos felices.


sábado, 12 de septiembre de 2015

Tres Bodas y Un Funeral





KHÉ NERBIOZ OY ZE KASA MY FRIEN BLANCA!!!

Disculpen, es que estoy en verdad emocionada, lo cual es extraño porque DETESTO las bodas. Supongo que lo que me da emoción es ver a mi amiguita tan turbo mega enamorada arruinando su viDIGO dando un paso muy importante y serio.

Porque un matrimonio es eso, amiguitos. Es algo importante y serio y no es como te lo pintan los actores y gente del medio que se casa cada dos años -o en el peor de los casos, que tienen matrimonios que apenas y llegan a las 72 horas- y es por eso que ya nadie cree en los matrimonios.

¿Yo?

Reservo mi opinión porque puedo verme como una señora solterona amargada de cuarenta años, pobre y con exceso de población gatuna en mi hogar.


Pero... ¿Qué representa casarse? ¿Es sólo un trámite civil que pide la sociedad indirectamente? ¿Es un mero acto de amor? ¿O te casas con alguien para cuidar tus propios intereses?



jejejejeje no tengo una respuesta -por mucho que quiera inventarme una-. Lo cierto es que cada quien se casa como prefiera y por la razón que sea.

Hay gente que cree que el amor es suficiente para mantener un matrimonio, hay gente que para asegurarse un buen lugar en el futuro toma a la oferta más jugosa, y hay quienes son más cautelosos y lo piensan bien y hacen diversos planes para cualquier resultado y aun así terminan divorciánDIGO felices.

¿Yo?

Yo tengo veinte años y no pienso casarme, no tengo en mis planes casarme, aunque tal vez si Stephen King dejara a su mujer... o si Chloë Grace Moretz se decidiera a DM-earme, entonces creo que cambiaría mi percepción.

¿Por qué veo al matrimonio como una de los peores errores de la humanidad?



Porque lo es, amiguitos, sorry for disappointing you...


Nada dura para siempre, amiguitos. Nada. NADA. De una vez vayan metiéndoselo a la cabeza. Nada. Lo único que dura para siempre es que nada dura para siempre. Todo cambia, para bien o para mal.

Y esa no es mi única razón.

Yo de corazón creo que el alma y corazón de un humano de esta tierra no está hecho para la monogamia. Quizás en otros mundos más avanzados, pero en este planeta nope.

No creo que exista un alma gemela o un amor de la vida.

Y tal vez debido a esas creencias, verme en una posición así de comprometedora me es casi imposible.

Además, tengo graves problemas con el compromiso. No puedo comprometerme porque entonces mi problema de ansiedad y estrés se duplica y vivir así no me da mucha gracia.

Llámenme amargada, tal vez lo estoy, pero de verdad que no puedo verlo como los demás lo ven.





¿Lo he considerado?

Por supuesto que lo he considerado.

Alguna vez en el tiempo creí que alguien era el indicado y que me casaría con él y que pasaría el resto de mi vida con él.

Lol, qué equivocada estaba.


Pero no crean que mis opiniones se ven nubladas por el corazón roto que llevo desde hace añDIGO, no me malentiendan. Incluso antes creía que era una idea descabellada.

Y, es que, ¿Quién querría pasar por algo así?

Por mucho amor que le tengas a una persona, es difícil comprometerse a tal grado de la situación,

Oh, bueno, yo digo eso. Igual y sí estoy muy dañada.



O igual y tengo más razonamiento que otros.

No sé, amiguitos, supongo que son muchas cosas.

Casarte cuando eres poor as fuck.

Casarte porque te embarazaste.

Casarte porque quieres tener dinero y tu futura pareja tiene dinero.

Casarte porque así evitarás traerte problemas con tu familia.

Casarte porque crees que será divertido llevarle la contraria a todos.

Casarte porque crees que ya no tendrás otra oportunidad para ser feliz.

Casarte porque piensas amar a alguien aunque sea una bestia déspota y crees que cambiará una vez casados.

Casarte porque estás aburrido/a con tu vida.



Pero no todo es malo, amiguitos. Tampoco este va a ser un post mega depresivo entorno a las bodas. Me parece mágico el hecho de unión de dos almas que en un determinado plano existencial y para un determinado motivo sujeto a un cambio en el tiempo.

El amor es mágico. Y yo creo en el amor y creo en la magia. Es hermoso.

Créanme, nada se comparó a ver a mi amiguita en su bellísimo vestido blanco, junto a su esposo que iba muy guapo de negro, y los ojos brillantes por la emoción que opacaban sus sonrisas nerviosas.

Nada se comparó a ver a mi amiguita bailar con su esposo "Thinking Out Loud" de Ed Sheeran -que la neta la arruinaron porque el tipo ni siquiera sabía pronunicarla. Yo pude haberla cantado mejor- sus carillas de emoción. De verdad. Sentí que algo se desbodaba dentro de mí. Era emoción, miedo, amor, ilusión, nervios, ansiedad, ganas de vivir...

No lo sé.

Sólo sé que en ese momento en que los vi bailar a ellos dos solos, por toda la pista, una canción tan linda como es Thinking Out Loud, puedo asegurar que vi un instante de eternidad. Entonces, ahí fue cuando lo comprendí:

La eternidad está en nosotros. El amor está en nosotros. La magia está en nosotros. Y todo depende de nosotros, no de la otra persona.

En nosotros.




Una boda puede ser un mero trámite que la sociedad impone de manera inconsciente.

La unión de las almas es aparte.

Te puedes unir a un alma por todo el tiempo de cualquier plano existencial sin tener la necesidad de firmar un papel, o de tener que pagar cinco mil pesos a una iglesia para que la oficie, ni tener que adornar un gran salón y servir comida elegante. No hay necesidad de que existan testigos o de que compres un fino vestido blanco.
No hay necesidad de algo.

Hay necesidad de tener la intención.

Y, a mi ver, eso es más que suficiente.



Al final, llegué a la conclusión de que odiaba las bodas porque nunca era algo que representara mucho para mí. Pero ahora, al ser amiga de la novia, esa percepción cambió y me permitió ver lo importante que era.

Me divertí mucho. Casi lloré. Me reí montones. El whisky evitó que me muriera congelada. La comida estuvo buenísima -a excepción de la carne que sirvieron- Me puse roja como un tomate. Casi hago una estupidez. Me bailaron. Y me regalaron dulcesillos. El vestido me quedó increíble y nadie dijo que me veía mega gorda. No me embriagué y me fui a la cama con el aroma de alguien por todo mi ser y me quedé dormida son una sonrisa hasta que me di cuenta de lo ridículo y cursi que eso era.

La boda de Blanca fue hermosa, bella, porque después de tanto que Blanca y Andrés pasaron, ahora, digamos, están "juntos para siempre" bajo las leyes del dios de la religión católica.

Fue hermosa, porque sentías el amor que se profesaban el uno por el otro.

¿Existirá un amor que soporte las inclemencias del tiempo, del matrimonio y de la sociedad?...

No estoy segura.

Pero, tengo fe en que sí. Y sé que ellos lo tienen.



Al final, terminé asistiendo a tres bodas:
1.- La boda religiosa de Blanca y Andrés
2.- La unión-boda espiritual de Blanca y Andrés
3.- La boda social de Blanca y Andrés.

¿Y el funeral?

Asistí al funeral de mis expectativas con respecto a las bodas.

Creo que mientras más proximidad tenga con algun evento, más significado tendrá para mí. Y si Blanca no fuera mi amiga, para mí habría sido otro evento social insensato.




¿Mi opinión sobre casarme?

A diferencia de muchas personas que conozco, yo no quiero casarme por casarme.

Si me caso, es porque alguien de verdad, de verdad, de verdad, de verdad, me convenció. Y no porque quiero cumplir una expectativa ridícula de la sociedad. Será porque de verdad estoy enamorada, estoy convencida o en el peor de los casos, lo suficientemente drogada.


¡Y QUE VIVA EL AMOR!



viernes, 4 de septiembre de 2015

Se Acabó.






Oh, queridos lectores, ya no sé con qué cara justificar mis chingaderas. Supongo que con la misma que tengo.

Me da vergüenza admitir que la semana anterior no escribí porque no me encontraba con un tema lo suficientemente interesante y porque no tenía mucho apetito de hacerlo.

Se escribe cuando se quiere escribir, así lo veo yo. Si se escribe por compromiso, el resultado no es algo muy bueno.

En fin. Esa es mi percepción, pueden llamarme "floja desobligada"...

Como sea, el punto de hoy son las despedidas.

Más que despedidas, las emociones que nos llevan a tomar ciertas decisiones, para bien o para mal, que alteran el curso de nuestra vida.





Recientemente atravesé una ruptura.

O sea, es una ruptura que tiene ya más de un año, yo creo. IMAGÍNENSE. No poder terminar con una persona y estar intentándolo por más de un año. Era un sufrimiento horrible.

En el peor de los casos, era algo terrible que yo no quisiera hacerlo.

No quería terminar contigo.

Pero tenía que hacerlo.


Es una historia larga, algo rebuscada y cliché. Algunos de ustedes ya la conoce, porque ya he escrito de ella. Algunos de ustedes no saben de qué diablos estoy hablando porque me gusta mantener mi vida privada en privado, y está bien.





¿Por qué se acaban así los vínculos?

Hay muchas razones:

Engaños, falsedades y mentiras. Desinterés. Desamor.

En este caso, cobardía.



Las razones ya se hablaron. Las preguntas ya se hablaron. Los sentimientos ya se sintieron. Y las lágrimas ya se derramaron.


¿Qué queda?

Mis conclusiones:


Ríanse todo lo que quieran de mí. Los amigos que están al tanto me miraron con mucha suspicacia cuando les comenté lo sucedido:

"¿Ahora sí?", preguntaron.

"-Ahora sí"- aseguré.

¿Y ahora sí se podría llevar a cabo mi plan de salir de este hoyo de miseria y remolino de constante desesperación y dolor?

Sí.

Tengo fe en que sí.


Más de un año llevo intentando dejar escapar esta historia de entre mis manos. Dejar su corazón en la puerta de su casa, regresarlo en un buen estado y seguir con mi camino. Pero había demasiadas cosas que se interponían.

La que más tenía peso era que mi amistad con esta persona era invaluable. Así lo creía yo. Y de tantas cosas malas que tenía en su vida, yo no podía ni quería ser la cereza en su pastel de dolor.
Creo que al final terminé siéndolo.

No tanto porque decidiera acaabar con todo esto, sino porque me dejé manipular tan bonito que esta persona terminó creyendo que estaría para siempre así, que encontraría esta manera de "amar" cómoda para mí misma. Creyó que yo era feliz siendo así.

No lo era, amiguitos.

No era feliz quemándome a mí misma para mantener viva una flama que temía que se extinguiera y causara dolor. Causé dolor al dejarla prendida. Me causé dolor a mí misma por ofrecerme como la leña.



Sé que no soy la única que lo ha hecho.

Quiero decir que nunca mi intención fue dañar a alguien.

Siempre lo hice porque creía que era lo correcto. Que era mi deber como buena persona hacer esto.

No era lo correcto. No era mi deber. Y ser buena persona no significa que deba ponerme como tapete para que los demás puedan pasar sobre mí.

Cada quien hacía sus elecciones, ¿Por qué tenía que fingir que las tuyas no me habían dolido y que podía darte otro voto de confianza?

Demostraste no valer eso. Lo hiciste en el momento en que decidiste ponerme en segundo lugar en tu vida. Jamás mi presencia llegaría a ser suficiente como para hacerte pensar que podía ocupar un lugar más digno. Que podía representar más para ti.

Y al final, terminé siendo una aventurilla más. Una historia sin eco. Un simple recuerdo amargo que se desvanecerá con el paso de los años.

Francamente, estoy bien con eso.

Yo te habría dado mil y una oportunidades si las hubieras necesitado.

Pero tú no necesitabas una segunda oportunidad. Tú necesitabas a alguien más. Yo no soy ese alguien más.




No voy a darle más vueltas al asunto. Hice lo que tenía que hacer. Hice lo que quise. Hice lo que pude.

Y me va a bastar.

No por consejos de mis amigos. No por sentido común. No porque a eso me orillabas.

Porque me quiero lo suficiente como para sacar de mi vida a alguien que me hizo tanto daño y que ni siquiera tuvo la decencia de preguntar por mi estado, de preocuparse por mi bienestar.

Te saqué de mi vida porque eres incapaz de ver el daño que me hacías.

Y no lo merezco, ¿Ok? Nunca lo he merecido.

No así. No hoy. Y no por ti.

Adiós.