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viernes, 13 de febrero de 2015

Culto al Terror: Porqué Mantenerme Cerca de lo Paranormal Me Ha Hecho Más Agradecida.

Oh, el terror, el terror, el terror...

Si son personas que tienen el gusto (o disgusto, puede ser) de conocerme, entonces creo que estarán al tanto que soy una fiel seguidora y amante hardcore de Stephen <3 King, célebre escritor de terror, quien revolucionó el género y es uno de los exponentes del horror más importantes de la actualidad. También sabrán que dentro de mis películas favoritas, están el Exorcista, Pesadilla en la Calle del Infierno, Viernes 13, Death Bell, etc.

Claro, claro, todas películas de terror. También me auto-proclamo John Kenn Mortensen-lieber, quien, si lo investigan e investigan sus trabajos, resulta un artista de lo más increíble. Ciertas cosas cambian cuando puedes apreciar sus dibujos a detalle y el resultado, aunque un poco perturbador, también resulta tranquilizante.

Ahora bien, ¿qué tiene que ver esto? ¿Qué tiene que ver que soy fanática de American Horror Story (hasta la última temporada, en donde me tomé la libertad de no mirarla), que esté entre mis favoritismos Freddie Krueguer y que tenga una colección aproximada de 7 libros de Stephen?

Que todo habla de terror, de miedos, de inquietudes, de horror puro. Y podrán pensar:

¿En dónde tiene la cabeza Charlie Marian para estar tan absorbida en éste tipo de cosas si no las aguanta?

Y pues sí, amigos, tendrían razón de preguntarse eso. No me da orgullo decir que soy una persona particularmente miedosa y hay muchas cosas a las que no me acerco.

¿Por qué mi fascinación por éstas cosas?

Bueno, mi razón es sencilla:

El estar cerca a las situaciones paranormales, sin explicaciones y perturbadoras, han sacado y pulido la vena del agradecimiento en mí.

Sí, sí, sí, sé que paso mucho tiempo quejándome y queriéndome morir, está bien, lo entiendo. Pero dentro de mi cabeza siempre está la puerta a lo desconocido, que con una luz roja me invita a pensar:

"Bueno, sí, es un asco esto, pero PODRÍA SER MUCHO PEOR".

Considerar las cosas desde un punto de vista conformista me ha hecho reflexionar las cosas de diferente manera. La vida siempre se puede poner de verdad horrible y yo debo estar agradecida con lo que tengo y lo que no.

Ahora bien, mis experiencias con lo desconocido, más que aterrarme (porque claro, me he cagado del miedo), me han abierto más la mente. Creo que a veces veo de más y eso, por partes, no está muy cúl.

Tengo una extensa colección de anécdotas que les erizarían los vellos del brazo, pero seré lo más breve posible:


(Trabajo de Don Kenn ;) )

Cuando estudiaba el segundo semestre de la preparatoria, me pasó lo siguiente: durante dos meses estuve experimentando varios tipos de pesadillas. Más que pesadillas, eran sensaciones y visiones fuera de lo normal. En pocas palabras: veía a un niño en una orilla de mi cama.

Claro, a mis tiernos 15 años esto me alteró a grados muy profundos. Sólo dormía como 3 horas de noche y el resto de mi descanso era por la mañana, a plena luz del día. Apenas se comenzaba a ocultar el sol, yo ya sabía que tendría que prepararme mentalmente para encontrar una excusa y mantenerme ocupada para no ir a dormir. Lloré varias veces con mi mamá y me sentía impotente al saber que todos me tachaban de loca en sus mentes.

Tíos me aseguraban que esto que me pasaba era porque "estaba lejos de Dios" y tenía que acercarme a ÉL. O sea, que tenía que ir más a misa.

Eso hice y no funcionó.

Me uní a varios "rituales" cristianos para dejar de presenciar a ésa extraña entidad y no funcionó.

Estaba desesperada. Escribía más de lo que comía y mi miedo se iba incrementando cada vez más. Lo peor de todo es que de verdad me sentía relegada del mundo. Todos veían esto como un "episodio más por haber visto demasiadas películas de terror". Y no era así. Esto no era una película de terror. Esto era peor.

El niño, según recuerdo, sólo se quedaba de pie y me miraba. No recuerdo si alguna vez le vi completamente el rostro, pero sentía su mirada. Sentía una incomodidad increíble y naturalmente, me sacaba MUCHO de onda ver a alguien ahí, en mi cuarto, a las tres de la madrugada.

Fueron de los peores meses de mis cortos 19 años. Y lo bueno (o malo, según lo vean) es que éran meses de descanso. Así que, mantenerme ocupada para limpiar mi mente era algo muy difícil ya que no asistía a la escuela. ¡Qué conveniente! Hasta parecía calculado, ahora que lo pienso.

¿Cómo me deshice de esto?

Mi madre, al verme tan desesperada, me llevó con una amiga suya que hace "limpias" y sabe un montón de ésas cosas. Mis tíos se opusieron a que me llevara con ella. "La vas a sugestionar", "la van a asustar más", eso le decían. Mi madre prefirió buscar otra alternativa para ver si podía ayudarme que escuchar a los ignorantes comentarios de nuestros parientes.

Y sí, mágicamente funcionó. Me hizo una limpia tradicional, (con un huevo y plantas y velas) y me preguntó cosas que nadie me preguntaba: Que si lo conocía, que qué sentía, que cómo se veía, etc. Después de arrojarle mis pobres (y atormentados) resultados, su conclusión fue muy calmada:

"Eres un ser de luz y por eso te busca. Tal vez éste niño te confundió con su madre y por eso está contigo".

No fueron sus palabras exactas, pero eso me dio a entender.

¿YO UN SER DE LUZ? JAJAJAJAJAJAJAJAJA.

Podría ser, podría ser, ¿por qué no? Al fin y al cabo, no he matado a nadie ni he fraccionado mi alma con cosas malvadas y venenosas ni he corrompido mi buena humanidad ni voluntad.

Pero yo no sé de ésas cosas, no sabía de ésas cosas, así que le hice caso. La escuché, me guardé mis burlas y dudas mentales para mí misma y seguí con mi vida.

El niño dejó de aparecerse al cabo de una semana y media. Para finalizar con ésta pequeña anécdota, diré que no lo volví a ver.

Salvo la vez que tuve 38° de temperatura el invierno de hace un año, donde tuve que bañarme en plena madrugada para bajarme el calor y tuve también que dormir con mis padres en caso de que algo más grave me sucediera. Ésa noche lo volví a ver. Se quedó al pie de la cama, parado, otra vez ahí, mirándome.
Mágicamente, milagrosamente o perturbadoramente, como les parezca, al día siguiente mejoré mucho, muchísimo. No voy a mentir, hasta pensé que no la contaría, pero sí la conté y no sé si aquél ente, espíritu, fantasma, niño, lo que sea que fuese, me ayudó o tuvo algo que ver con mi notable mejora.

A veces una se sugestiona, pero no de la manera en que muchos lo suelen hacer. A veces vemos cosas y pensamos que de verdad estamos perdiendo la razón. A veces los demás nos hacen sentir como unos dementes.

Fue un suceso muy extraño, del que no suelo hablar mucho porque sé que no todos son capaces de comprender ciertas cosas. Hasta la fecha sigo sin tener una explicación. No sé si tomaba demasiado café entonces, no sé si estoy propensa a la esquizofrenia, no sé si fue realidad o sólo una broma por parte de mi mente. No sé nada. Sólo aprendí estás cosas:

1.- La gente le teme a lo que no puede entender. Le tememos más a las cosas sin forma que no podemos explicar, que a las cosas que sí.





2.- Experimentar éstas cosas no son cosas provocadas por Diosito. Seriamente no creo que Diosito vaya por la vida mandándole fantasmas a las personas "que no están cerca de ÉL". Y no, mi fe en un ser superior no disminuyó.





3.-Los fantasmas NO pueden hablar. Ellos (si es que de verdad existen) se comunican como tipo mental. No sabría explicarlo bien. Es como si una voz apareciera en tu cabeza. Naturalmente, los fantasmas no hablan, ellos no tienen cuerpo físico, so, no seamos tontos.





4.-Las cosas que pasan en las películas de terror no están ni un milímetro cerca a las que pasan en la vida real.


No vengo, con esto, a decirles que los fantasmas sí existen y que se les van a aparecer y así. Claro que no.
Mi punto aquí es que, después de éstas experiencias traumáticas (que tristemente no es sólo una), me han dejado que debemos ser agradecidos.

Sí, está bien, perdimos un empleo y ahora no sabemos qué hacer. PERO PUEDE IRNOS PEOR. Podemos toparnos con un sociópata en un autobús con un arma.

Sí, nos fuimos a extra, PERO NOS PODEMOS ENCONTRAR CON UN MONSTRUO.

Etcétera, etcétera, etcétera.

Al final, las cosas que nos suceden, sean provocadas o no, son aprendizajes y lecciones. A estas alturas, probablemente se estarán preguntando en voz muy aguda:

¡¿Y cómo es que, después de esto que te pasó, sigues leyendo cosas de terror y viendo películas de horror?!

A mí me gustan, porque me gusta estar informada. ¿Saben? Normalmente, las películas de terror están turbo chafas y exageradas (como Actividad Paranormal, y tipo así), pero algo de cierto deben tener. Una tiene que estar preparada.

Si no han visto La Cabaña, no es una película que recomendaría porque está muy pirada, pero tiene cosas muy ciertas. Si la ven, seguramente se van a quedar como "wtf o_0", porque está turbo rara, pero tal vez la necesiten ver para abrirse un poco de mente.

Como último punto, amigos, el terror no es algo necesariamente malo. Digo, al final, el miedo es sólo una respuesta necesaria para la SOBREVIVENCIA.

¿Qué sería de la humanidad sin un poco de miedo?

Aunque ahora, viendo bien al mundo, creo que miedo es lo que hace más falta. O no. Tal vez es demasiado el miedo.

Morajela de éstos 19 años de vida:

Los entes existen. La mala energía existe. La buena energía existe. La trascendencia existe y cosas que van más allá de nuestra imaginación, cosas que parecen salidas de nuestras más profundas pesadillas SÍ existen, ocultas en algún armario o escondidas en algún zapato viejo en un lote baldio. 
Pero hay cosas peores. Un "espíritu" no puede arrebatarte la vida sin tu consentimiento.

Y una persona de carne y hueso sí.

Eso sí me da miedo.





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